No podemos decir que todo tiempo pasado fue mejor. En cada época
existen cosas malas y buenas, si tuvimos diversas maneras de pensar lo bueno y
lo malo según el momento.
Y realmente hay épocas en la que agradezco no haber vívido.
Pues bien, no sé si ayer en el partido Boca – River volvieron
al viejo circo romano, o que catzo fue; porque lo cierto es que ayer se vivió
el daño con el fin de debilitar a un equipo. Y con esto se traspasó toda
frontera.
Creo que todos, aún los que no siguen el futbol, deben saber
lo que paso, pero por si queda algún colgado les aviso que el partido de anoche
fue suspendido (45 minutos después del hecho) debido a que de los jugadores
visitantes (River) fueron ser atacados por gas pimienta o similar.
En Argentina tenemos experiencia en deformar los límites, en
la viveza criolla. En particular en el fútbol no faltan las anécdotas de
alfileres, pellizcos e incluso aguas adulteradas. Porque aparte no debemos
olvidar que en el deporte no existe sin una parte sin su oponente, y no es otro
a quien matar, sino otro para medirse y crecer.
En definitiva el fin
no justifica los medios, hay cuestiones de base que hacen que todo este
cuadro solo se profundice. Está claro que la violencia le conviene a más
personas de las que creemos, que tiene que ver directamente con el dinero, que
hay connivencia entre todas las partes; pero está claro también que si bien no
es fácil uno debe tomar una postura. Debemos accionar no solo pare de crecer,
sino que se revierta. Para esto serñia ideal poder entender la violencia en toda su extensión, porque es obvio que lo físico es solo una parte. Es importante que todos tomemos parte porque aunque
parezca poco es muy necesario; como decía mi abuela, un grano no hace al
granero pero ayuda a su compañero.
Toda situación realmente me duele, y mucho. Cuando suceden
estas cosas no porque sea de uno u otro equipo -porque de hecho soy orgullosa
canalla-, no porque pare el mundo en cada partido de futbol, lo que me duele es
la violencia, lo que me quita el aliento es que ocurra y se celebre.
Lamentablemente no puedo decir que el hecho en sí me haya sorprendido,
porque en el deporte, y en toda la sociedad, la violencia va creciendo
exponencialmente y que poco a poco la vamos haciendo cotidiana, como si se
despojara de significado. Y eso último es lo que más me duele.