No soy una persona que pueda asociarme con ninguna religión, tampoco puedo
decir que tenga familia creyente, pero aun así siempre nos reunimos los 24 y 31
de diciembre. Es que creo que somos ser muy unidos y siempre hay una buena
excusa para festejar, pero hay algo más. La presión social es importante ya que
están los feriados, y las permanentes publicidades sobre regalos no es menos
importante. Como le decís a un niño que está rodeado de otros niños y que
reciben regalos que a él no le tocan porque Papá Noel no existe; no les suena a
matar un poco su mundo mágico. Al fin y al cabo, Papá Noel no pertenece a
ninguna religión y si vamos a sus orígenes hay muchas variables para estas
fechas (todas del lado norte del Ecuador).
Sí creo
que hay algo más importante que el festejo en sí, que los regalos, que la
comida y son esos lazos unen más allá de la casualidad que nos da haber nacido
en tal o cual lugar. Todos tenemos este tipo de vínculos a veces están dentro
de la familia, a veces en los amigos y cuando tenemos suerte en ambos lados. No
importa realmente una fecha tan arbitraria como cualquiera, pero sí es
importante tener en algún momento el espacio para poder reflexionar y disfrutar
de estas uniones.
No les
voy a vender la gran familia sin ningún conflicto o amigos íntimos que jamás se
hayan peleado, si esperan tener relaciones así les saco el peso de encima y ya
les aviso que no existen. Pero si existen lazos más allá de las obligaciones,
de las distancias y del tiempo, lo importante es saber disfrutarlas.
Ya que
hoy me fui por la variable de algo tan personal como los afectos, aprovecho a
dejar un abrazo a mi padre. Hoy este gran hombre cumple un año más. Justamente
una de las tantas personas en donde las distancias físicas no hicieron mella en
nuestro vínculo.
Y si
hay que expresar un deseo para ustedes en el año próximo, es que tengan la
suerte de encontrar y reconocer a estas personas a las que estamos unidas en la
querencia.
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